Cómoda victoria para empezar
El Athletic derrota sin apuros al Olhanense en un partido en el que destacan Balenziaga e Igor
Ganar es una sensación que no entiende de estaciones. El Athletic está en verano, en plena pretemporada, período de pruebas y experimentos, de probetas y emulsiones, y aunque el resultado importa poco, lo cierto es que la victoria siempre deja un punto de dulzura en el paladar del jugador. Los rojiblancos disputaron anoche su primer amistoso estival y sometieron a un Olhanense que no se enteró por dónde le daba el aire. Los hombres de Caparrós, todavía faltos de ritmo pero con criterio en la ejecución de las jugadas, despacharon a los lusos con goles de Ustaritz, Gurpegui y De Cerio, y hoy disfrutarán de su primer día de descanso en Isla Canela.
Se suponía que el Olhanense venía a la cita más rodado que el Athletic. Hablamos del factor frescura y de un mayor contacto con el balón, que los portugueses han tratado bastante más que los rojiblancos en lo que va de verano. De hecho, antes del duelo de anoche los de Algarve habían jugado contra el Peterborough United -se impusieron por 2-0- y el sábado, a tan sólo 24 horas del choque en Ayamonte, se presentaron ante su afición con una derrota por 1-2 frente a los ingleses del Nottingham Forest. Así que cabía esperar un conjunto más o menos engrasado, chisposo, pero apareció un carro diésel un tanto oxidado y que sólo encontró en Djalmir, un delantero brasileño de 34 años con pasado de policía militar, la herramienta necesaria para abrir la puerta de Iraizoz.
Ajeno a las tribulaciones de su rival, Joaquín Caparrós se dedicó a lo suyo. Montó el laboratorio de las probaturas veraniegas y alimentó el alambique con material diverso. Quiso ver en acción a Jonás, Ibai, Igor, Balenziaga e Íñigo Pérez, entre otros, y vistió de corto a Aitor Ocio con el objetivo de darle minutos y hacerle olvidar de una vez por todas su lesión de hombro. Al vitoriano se le vio cómodo y sin gestos de dolor, movimientos presididos por la normalidad. La responsabilidad goleadora, por su parte, recayó sobre el propio Ibai y Díaz de Cerio, curiosa mezcla en la punta de ataque, que buscaron fisuras en el fuselaje luso. No decepcionó el ex del Sestao, voluntarioso y participativo mientras estuvo sobre el 'verde', presente en casi todas las acciones ofensivas del Athletic.
Pero el que agradó en un partido discreto y castigado por el calor fue Balenziaga. El lateral, ayer reconvertido en el interior izquierdo, se desenvolvió con soltura en su nueva ubicación y buscó sin complejos la portería contraria. Estuvo a punto de marcar en el minuto 15 tras cazar un rechace, pero su disparo lo detuvo Verissimo. Luego le robó la cartera a uno de los centrales, aunque ayer no era su día para citarse con el gol. De todas formas, su actuación fue lo más reseñable de una primera parte soporífera, junto al bonito gol de Ustaritz.
Codazos lusos
A falta de juego y detalles para la grada, que soportó estoicamente el horno del Blas Infante, los portugueses quisieron hacer una hoguera en pleno verano y empezaron a repartir leña. El camerunés Yontcha, un camorrista con camiseta, dejó más 'recados' que un prestamista ruso e incluso Iraizoz se encaró con él para recriminarle su actitud. Y no fue el único que sacó a pasear los codos, ya que varios jugadores lusos -esto es un decir porque en el once inicial sólo había dos- marcaron la piel de los rojiblancos. El Athletic trató de evadirse de la bronca, ya que se dio cuenta de que podía ganar con un poco finura y acierto.
El partido mejoró tras la reanudación. El mercurio dio una tregua a los jugadores y el juego se volvió más burbujeante, hasta divertido. Incluso empezaron a caer goles, empresa que se antojaba difícil vistos los antecedentes de la primera mitad, y el Olhanense decidió guardar el hacha en el armario y utilizar el balón. Caparrós dio entrada a Gurpegui y, nada más salir, cuestión de segundos, el navarro aprovechó un caos en el área lusa para poner el segundo en el marcador. Llegar y besar el santo. El choque marchaba tranquilo, con las pulsaciones bajo control, que sólo dibujaron un pico con el tanto de Djalmir. El brasileño, que el año pasado anotó doce goles en dieciséis encuentros de liga, ejecutó a la perfección un libre directo y batió a Iraizoz. Hasta ahí.
Pero poco le duró la alegría al conjunto de Algarve, que presenció en directo la generosidad de un chaval que se juega el puesto en el primer equipo. Igor Martínez, que relevó a Ibai, recibió un pase en profundidad de Orbaiz y se plantó solo ante la portería rival. Un caramelo en el día de su debut, el presente tantas veces soñado, posibilidad de marcar; en vez de eso, levantó la cabeza y vio a De Cerio. Libre de marca, sin nadie alrededor, y le regaló el gol. Un bonito detalle para certificar la victoria del Athletic.
El Athletic derrota sin apuros al Olhanense en un partido en el que destacan Balenziaga e Igor
Ganar es una sensación que no entiende de estaciones. El Athletic está en verano, en plena pretemporada, período de pruebas y experimentos, de probetas y emulsiones, y aunque el resultado importa poco, lo cierto es que la victoria siempre deja un punto de dulzura en el paladar del jugador. Los rojiblancos disputaron anoche su primer amistoso estival y sometieron a un Olhanense que no se enteró por dónde le daba el aire. Los hombres de Caparrós, todavía faltos de ritmo pero con criterio en la ejecución de las jugadas, despacharon a los lusos con goles de Ustaritz, Gurpegui y De Cerio, y hoy disfrutarán de su primer día de descanso en Isla Canela.
Se suponía que el Olhanense venía a la cita más rodado que el Athletic. Hablamos del factor frescura y de un mayor contacto con el balón, que los portugueses han tratado bastante más que los rojiblancos en lo que va de verano. De hecho, antes del duelo de anoche los de Algarve habían jugado contra el Peterborough United -se impusieron por 2-0- y el sábado, a tan sólo 24 horas del choque en Ayamonte, se presentaron ante su afición con una derrota por 1-2 frente a los ingleses del Nottingham Forest. Así que cabía esperar un conjunto más o menos engrasado, chisposo, pero apareció un carro diésel un tanto oxidado y que sólo encontró en Djalmir, un delantero brasileño de 34 años con pasado de policía militar, la herramienta necesaria para abrir la puerta de Iraizoz.
Ajeno a las tribulaciones de su rival, Joaquín Caparrós se dedicó a lo suyo. Montó el laboratorio de las probaturas veraniegas y alimentó el alambique con material diverso. Quiso ver en acción a Jonás, Ibai, Igor, Balenziaga e Íñigo Pérez, entre otros, y vistió de corto a Aitor Ocio con el objetivo de darle minutos y hacerle olvidar de una vez por todas su lesión de hombro. Al vitoriano se le vio cómodo y sin gestos de dolor, movimientos presididos por la normalidad. La responsabilidad goleadora, por su parte, recayó sobre el propio Ibai y Díaz de Cerio, curiosa mezcla en la punta de ataque, que buscaron fisuras en el fuselaje luso. No decepcionó el ex del Sestao, voluntarioso y participativo mientras estuvo sobre el 'verde', presente en casi todas las acciones ofensivas del Athletic.
Pero el que agradó en un partido discreto y castigado por el calor fue Balenziaga. El lateral, ayer reconvertido en el interior izquierdo, se desenvolvió con soltura en su nueva ubicación y buscó sin complejos la portería contraria. Estuvo a punto de marcar en el minuto 15 tras cazar un rechace, pero su disparo lo detuvo Verissimo. Luego le robó la cartera a uno de los centrales, aunque ayer no era su día para citarse con el gol. De todas formas, su actuación fue lo más reseñable de una primera parte soporífera, junto al bonito gol de Ustaritz.
Codazos lusos
A falta de juego y detalles para la grada, que soportó estoicamente el horno del Blas Infante, los portugueses quisieron hacer una hoguera en pleno verano y empezaron a repartir leña. El camerunés Yontcha, un camorrista con camiseta, dejó más 'recados' que un prestamista ruso e incluso Iraizoz se encaró con él para recriminarle su actitud. Y no fue el único que sacó a pasear los codos, ya que varios jugadores lusos -esto es un decir porque en el once inicial sólo había dos- marcaron la piel de los rojiblancos. El Athletic trató de evadirse de la bronca, ya que se dio cuenta de que podía ganar con un poco finura y acierto.
El partido mejoró tras la reanudación. El mercurio dio una tregua a los jugadores y el juego se volvió más burbujeante, hasta divertido. Incluso empezaron a caer goles, empresa que se antojaba difícil vistos los antecedentes de la primera mitad, y el Olhanense decidió guardar el hacha en el armario y utilizar el balón. Caparrós dio entrada a Gurpegui y, nada más salir, cuestión de segundos, el navarro aprovechó un caos en el área lusa para poner el segundo en el marcador. Llegar y besar el santo. El choque marchaba tranquilo, con las pulsaciones bajo control, que sólo dibujaron un pico con el tanto de Djalmir. El brasileño, que el año pasado anotó doce goles en dieciséis encuentros de liga, ejecutó a la perfección un libre directo y batió a Iraizoz. Hasta ahí.
Pero poco le duró la alegría al conjunto de Algarve, que presenció en directo la generosidad de un chaval que se juega el puesto en el primer equipo. Igor Martínez, que relevó a Ibai, recibió un pase en profundidad de Orbaiz y se plantó solo ante la portería rival. Un caramelo en el día de su debut, el presente tantas veces soñado, posibilidad de marcar; en vez de eso, levantó la cabeza y vio a De Cerio. Libre de marca, sin nadie alrededor, y le regaló el gol. Un bonito detalle para certificar la victoria del Athletic.