El equipo giró por Europa en la Guerra Civil para recaudar fondos para los refugiados en el exilio
Primera alineación del Euzkadi en París, escala inicial de la gira de la selección vasca por Europa en busca de apoyo económico
PARIÓ la guerra -a los nueve meses- una situación difícil para Euzkadi. Se había roto el cinturón y escaseaban los alimentos. Era de llorar. Y tuvo aquel joven Gobierno vasco de Euzkadi, en días cortos y difíciles, incontables aciertos de estrategia y valor. ¡Primero los niños! Era doloroso, obligatoriamente necesario, salvar las vidas de aquellos niños. Semilla de un pueblo pequeño que siguió, sigue y seguirá buscando su libertad. Bermeo, Santander, Santurtzi... fueron puertos de amargas despedidas. De noche, con los aviones encima. Los aviones de los otros. Y hubieron de marchar a Francia, Bélgica, Inglaterra, Rusia. El Habana, aquel barco, nodriza, madrina, etxeko-andre… y más. Custodiada por los bous y barcos extranjeros amigos. Llevando niños, a lo mejor de un pueblo, al exilio. Para poder vivir, para seguir viviendo. Y fue entonces cuando -paralelamente- surgió la idea de enviar a Europa y al mundo una auténtica selección de futbolistas, para recabar de aquellos países ayudas económicas y también simpatía y reconocimiento para Euzkadi. Para ayudar a los refugiados vascos en el exilio.
En un principio se pensó en enviar a deportistas de diversas modalidades, pero se desistió y se centró la convocatoria en futbolistas que se sintieran titulares del Athletic. Era finales de marzo de 1937. Y se presentaron en San Mamés una plantilla de jugadores incomparable, difícil de superar en su talla humana y deportiva. ¡El Athletic de los años treinta, con refuerzos como Regueiro, Lángara, Ahedo, Areso...! Fue Travierso quien durante cerca de un mes les entrenó en San Mames. Preocupándose también de otros aspectos como el de la confección de uniformes. Luego, por causas que se desconocen, Travierso no les acompañaría en la gira.
LLEGADA A PARÍS Formaron parte de la expedición: Blasco y Egusquiza: Ahedo, Areso, Barcos; Luís Regueiro, Roberto, Muguerza, Cilaurren, Zubieta; Emilín, Gorostiza, Irarragorri, Lángara y Larrinaga. Los primeros en regresar serían Gorostiza, Roberto y el masajista Birichinaga. El sábado 24 de abril de 1937, el Euzkadi llega a París y son recibidos en la estación de Austerlitz por don Rafael Picabea, diputado por Gipuzkoa y delegado del Gobierno vasco en la capital francesa. Al frente de la expedición figuraban Ricardo Irezabal, vicepresidente de la Federación Española y Manuel de la Sota, presidente del Athletic, y al que el Gobierno vasco encomendó la tutela de la expedición. Lo primero que hicieron los jugadores del Euzkadi en París fue trasladarse a la Tumba del Soldado Desconocido y depositar una corona de flores con una ikurriña. Los periódicos franceses de aquellos días se hacen eco de la sensación causada por aquellos muchachos "con vestidos pintorescos, camisas a cuadros y boinas vascas con el escudo de Euzkadi". Al día siguiente, 25 de abril de 1937, el Euzkadi se enfrenta por primera vez como selección vasca, en el Parque de los Príncipes, al Racing de París reforzado. Venció el Euzkadi por 3-0, goles marcados por Lángara. Comenzaban así los triunfos y los aplausos.
Al día siguiente, las emisoras de toda Europa -excepto España- daban la tristeza y trágica noticia del bombardeo de Gernika. Duro golpe para aquellos gudaris que componían la Selección Vasca. El día 2 de mayo, el Euzkadi se enfrenta en Marsella al Olympique, campeón de Copa francés de 1936. Y le vence por 5-1, después de un partido de furia y acierto. Pide la revancha el Racing de París y el Euzkadi se la concede en el estadio de Colombes, derrotándole de nuevo por 5-2. Siguió jugando la Selección Vasca muchos partidos en Francia sin conocer la derrota. Vuelve a jugar contra el Racing, campeón de Liga, en Toulouse, con el que empata a tres goles. La Selección Vasca -el Euzkadi- comenzaba a conocerse en otros países europeos. Cotizaba como uno de los mejores equipos de Europa y se le tenía simpatías por esa labor tan humanitaria que desarrollaban sus componentes. Jóvenes de un país en guerra, dando patadas al balón para dar pan a los niños y compatriotas exiliados. Seguirían hacia Praga, Polonia y Moscú, ganando la admiración y el reconocimiento de muchos. Sufriendo las noticias de una guerra en sus pueblos y caseríos, firmes en su trabajo y disciplina, honrados con su País, amando como se ama cuando se está lejos.
COMUNISTAS QUE COMULGAN No le fue bien a el Euzkadi por tierras de Checoslovaquia. De París, viajó a Praga. Y se enfrentó con la selección checa y con otra de equipos de Praga. Perdió los dos partidos. Por dos a uno y tres a dos. La Prensa checa dio imagen de la talla de la Selección Vasca. "Jamás se ha visto jugar al fútbol así". Y comenzaron -tenían que comenzar- los problemas de una falsa información franquista enviada tendenciosamente al mundo sobre el pueblo vasco.
Desde Praga, el Euzkadi viajó a Polonia. Allí se enfrenta en Katowice, capital del carbón del mundo, con la selección polaca. Y ganan los nuestros por cinco goles a cuatro. Y de Katowice a Varsovia, donde ellos querían la revancha. Fue entonces cuando aquellos gudaris-futbolistas que llevaban la misión de dar a conocer el Euzkadi y traer pan a su pueblo en el exilio, toparon con la policía polaca. Para ellos -los polacos- la expedición vasca era comunista. O sea, rojos. Los nuestros. Por eso, suspendieron el partido en Varsovia. Y la Selección Vasca fue a misa, acercándose al reclinatorio de la Comunión. Era domingo en Polonia y también en Euzkadi. Por las calles ya les había increpado: "Comunistas, comunistas...". Hombres de veinticuatro años -el Euzkadi- supieron dar la cara, con sonrisas en los labios a todos aquellos reproches injustos, a todos aquellos policías en la espalda, que husmeaban por buscar el "rabo rojo", de una publicidad franquista que fue inútil. Vía ferrocarril, el Euzkadi, marchó a Rusia. Y en la muga polaca, Lángara, Luis Regueiro y Chato Irarragorri (me han contado) miraron a sus "constantes compañeros" (los policías polacos) y dijeron: "Ya os conocemos". Comunistas que van en Varsovia a misa y se acercan a comulgar... Jóvenes que habían aprendido a rezar en Euzkadi...
Primera alineación del Euzkadi en París, escala inicial de la gira de la selección vasca por Europa en busca de apoyo económico
PARIÓ la guerra -a los nueve meses- una situación difícil para Euzkadi. Se había roto el cinturón y escaseaban los alimentos. Era de llorar. Y tuvo aquel joven Gobierno vasco de Euzkadi, en días cortos y difíciles, incontables aciertos de estrategia y valor. ¡Primero los niños! Era doloroso, obligatoriamente necesario, salvar las vidas de aquellos niños. Semilla de un pueblo pequeño que siguió, sigue y seguirá buscando su libertad. Bermeo, Santander, Santurtzi... fueron puertos de amargas despedidas. De noche, con los aviones encima. Los aviones de los otros. Y hubieron de marchar a Francia, Bélgica, Inglaterra, Rusia. El Habana, aquel barco, nodriza, madrina, etxeko-andre… y más. Custodiada por los bous y barcos extranjeros amigos. Llevando niños, a lo mejor de un pueblo, al exilio. Para poder vivir, para seguir viviendo. Y fue entonces cuando -paralelamente- surgió la idea de enviar a Europa y al mundo una auténtica selección de futbolistas, para recabar de aquellos países ayudas económicas y también simpatía y reconocimiento para Euzkadi. Para ayudar a los refugiados vascos en el exilio.
En un principio se pensó en enviar a deportistas de diversas modalidades, pero se desistió y se centró la convocatoria en futbolistas que se sintieran titulares del Athletic. Era finales de marzo de 1937. Y se presentaron en San Mamés una plantilla de jugadores incomparable, difícil de superar en su talla humana y deportiva. ¡El Athletic de los años treinta, con refuerzos como Regueiro, Lángara, Ahedo, Areso...! Fue Travierso quien durante cerca de un mes les entrenó en San Mames. Preocupándose también de otros aspectos como el de la confección de uniformes. Luego, por causas que se desconocen, Travierso no les acompañaría en la gira.
LLEGADA A PARÍS Formaron parte de la expedición: Blasco y Egusquiza: Ahedo, Areso, Barcos; Luís Regueiro, Roberto, Muguerza, Cilaurren, Zubieta; Emilín, Gorostiza, Irarragorri, Lángara y Larrinaga. Los primeros en regresar serían Gorostiza, Roberto y el masajista Birichinaga. El sábado 24 de abril de 1937, el Euzkadi llega a París y son recibidos en la estación de Austerlitz por don Rafael Picabea, diputado por Gipuzkoa y delegado del Gobierno vasco en la capital francesa. Al frente de la expedición figuraban Ricardo Irezabal, vicepresidente de la Federación Española y Manuel de la Sota, presidente del Athletic, y al que el Gobierno vasco encomendó la tutela de la expedición. Lo primero que hicieron los jugadores del Euzkadi en París fue trasladarse a la Tumba del Soldado Desconocido y depositar una corona de flores con una ikurriña. Los periódicos franceses de aquellos días se hacen eco de la sensación causada por aquellos muchachos "con vestidos pintorescos, camisas a cuadros y boinas vascas con el escudo de Euzkadi". Al día siguiente, 25 de abril de 1937, el Euzkadi se enfrenta por primera vez como selección vasca, en el Parque de los Príncipes, al Racing de París reforzado. Venció el Euzkadi por 3-0, goles marcados por Lángara. Comenzaban así los triunfos y los aplausos.
Al día siguiente, las emisoras de toda Europa -excepto España- daban la tristeza y trágica noticia del bombardeo de Gernika. Duro golpe para aquellos gudaris que componían la Selección Vasca. El día 2 de mayo, el Euzkadi se enfrenta en Marsella al Olympique, campeón de Copa francés de 1936. Y le vence por 5-1, después de un partido de furia y acierto. Pide la revancha el Racing de París y el Euzkadi se la concede en el estadio de Colombes, derrotándole de nuevo por 5-2. Siguió jugando la Selección Vasca muchos partidos en Francia sin conocer la derrota. Vuelve a jugar contra el Racing, campeón de Liga, en Toulouse, con el que empata a tres goles. La Selección Vasca -el Euzkadi- comenzaba a conocerse en otros países europeos. Cotizaba como uno de los mejores equipos de Europa y se le tenía simpatías por esa labor tan humanitaria que desarrollaban sus componentes. Jóvenes de un país en guerra, dando patadas al balón para dar pan a los niños y compatriotas exiliados. Seguirían hacia Praga, Polonia y Moscú, ganando la admiración y el reconocimiento de muchos. Sufriendo las noticias de una guerra en sus pueblos y caseríos, firmes en su trabajo y disciplina, honrados con su País, amando como se ama cuando se está lejos.
COMUNISTAS QUE COMULGAN No le fue bien a el Euzkadi por tierras de Checoslovaquia. De París, viajó a Praga. Y se enfrentó con la selección checa y con otra de equipos de Praga. Perdió los dos partidos. Por dos a uno y tres a dos. La Prensa checa dio imagen de la talla de la Selección Vasca. "Jamás se ha visto jugar al fútbol así". Y comenzaron -tenían que comenzar- los problemas de una falsa información franquista enviada tendenciosamente al mundo sobre el pueblo vasco.
Desde Praga, el Euzkadi viajó a Polonia. Allí se enfrenta en Katowice, capital del carbón del mundo, con la selección polaca. Y ganan los nuestros por cinco goles a cuatro. Y de Katowice a Varsovia, donde ellos querían la revancha. Fue entonces cuando aquellos gudaris-futbolistas que llevaban la misión de dar a conocer el Euzkadi y traer pan a su pueblo en el exilio, toparon con la policía polaca. Para ellos -los polacos- la expedición vasca era comunista. O sea, rojos. Los nuestros. Por eso, suspendieron el partido en Varsovia. Y la Selección Vasca fue a misa, acercándose al reclinatorio de la Comunión. Era domingo en Polonia y también en Euzkadi. Por las calles ya les había increpado: "Comunistas, comunistas...". Hombres de veinticuatro años -el Euzkadi- supieron dar la cara, con sonrisas en los labios a todos aquellos reproches injustos, a todos aquellos policías en la espalda, que husmeaban por buscar el "rabo rojo", de una publicidad franquista que fue inútil. Vía ferrocarril, el Euzkadi, marchó a Rusia. Y en la muga polaca, Lángara, Luis Regueiro y Chato Irarragorri (me han contado) miraron a sus "constantes compañeros" (los policías polacos) y dijeron: "Ya os conocemos". Comunistas que van en Varsovia a misa y se acercan a comulgar... Jóvenes que habían aprendido a rezar en Euzkadi...