Beti Athletic

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    Aquella gloriosa selección: el Euzkadi

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    Aquella gloriosa selección: el Euzkadi Empty Aquella gloriosa selección: el Euzkadi

    Mensaje por Boasson Jue Ago 05, 2010 12:24 pm

    El equipo giró por Europa en la Guerra Civil para recaudar fondos para los refugiados en el exilio

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    Primera alineación del Euzkadi en París, escala inicial de la gira de la selección vasca por Europa en busca de apoyo económico
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    PARIÓ la guerra -a los nueve meses- una situación difícil para Euzkadi. Se había roto el cinturón y escaseaban los alimentos. Era de llorar. Y tuvo aquel joven Gobierno vasco de Euzkadi, en días cortos y difíciles, incontables aciertos de estrategia y valor. ¡Primero los niños! Era doloroso, obligatoriamente necesario, salvar las vidas de aquellos niños. Semilla de un pueblo pequeño que siguió, sigue y seguirá buscando su libertad. Bermeo, Santander, Santurtzi... fueron puertos de amargas despedidas. De noche, con los aviones encima. Los aviones de los otros. Y hubieron de marchar a Francia, Bélgica, Inglaterra, Rusia. El Habana, aquel barco, nodriza, madrina, etxeko-andre… y más. Custodiada por los bous y barcos extranjeros amigos. Llevando niños, a lo mejor de un pueblo, al exilio. Para poder vivir, para seguir viviendo. Y fue entonces cuando -paralelamente- surgió la idea de enviar a Europa y al mundo una auténtica selección de futbolistas, para recabar de aquellos países ayudas económicas y también simpatía y reconocimiento para Euzkadi. Para ayudar a los refugiados vascos en el exilio.

    En un principio se pensó en enviar a deportistas de diversas modalidades, pero se desistió y se centró la convocatoria en futbolistas que se sintieran titulares del Athletic. Era finales de marzo de 1937. Y se presentaron en San Mamés una plantilla de jugadores incomparable, difícil de superar en su talla humana y deportiva. ¡El Athletic de los años treinta, con refuerzos como Regueiro, Lángara, Ahedo, Areso...! Fue Travierso quien durante cerca de un mes les entrenó en San Mames. Preocupándose también de otros aspectos como el de la confección de uniformes. Luego, por causas que se desconocen, Travierso no les acompañaría en la gira.

    LLEGADA A PARÍS Formaron parte de la expedición: Blasco y Egusquiza: Ahedo, Areso, Barcos; Luís Regueiro, Roberto, Muguerza, Cilaurren, Zubieta; Emilín, Gorostiza, Irarragorri, Lángara y Larrinaga. Los primeros en regresar serían Gorostiza, Roberto y el masajista Birichinaga. El sábado 24 de abril de 1937, el Euzkadi llega a París y son recibidos en la estación de Austerlitz por don Rafael Picabea, diputado por Gipuzkoa y delegado del Gobierno vasco en la capital francesa. Al frente de la expedición figuraban Ricardo Irezabal, vicepresidente de la Federación Española y Manuel de la Sota, presidente del Athletic, y al que el Gobierno vasco encomendó la tutela de la expedición. Lo primero que hicieron los jugadores del Euzkadi en París fue trasladarse a la Tumba del Soldado Desconocido y depositar una corona de flores con una ikurriña. Los periódicos franceses de aquellos días se hacen eco de la sensación causada por aquellos muchachos "con vestidos pintorescos, camisas a cuadros y boinas vascas con el escudo de Euzkadi". Al día siguiente, 25 de abril de 1937, el Euzkadi se enfrenta por primera vez como selección vasca, en el Parque de los Príncipes, al Racing de París reforzado. Venció el Euzkadi por 3-0, goles marcados por Lángara. Comenzaban así los triunfos y los aplausos.

    Al día siguiente, las emisoras de toda Europa -excepto España- daban la tristeza y trágica noticia del bombardeo de Gernika. Duro golpe para aquellos gudaris que componían la Selección Vasca. El día 2 de mayo, el Euzkadi se enfrenta en Marsella al Olympique, campeón de Copa francés de 1936. Y le vence por 5-1, después de un partido de furia y acierto. Pide la revancha el Racing de París y el Euzkadi se la concede en el estadio de Colombes, derrotándole de nuevo por 5-2. Siguió jugando la Selección Vasca muchos partidos en Francia sin conocer la derrota. Vuelve a jugar contra el Racing, campeón de Liga, en Toulouse, con el que empata a tres goles. La Selección Vasca -el Euzkadi- comenzaba a conocerse en otros países europeos. Cotizaba como uno de los mejores equipos de Europa y se le tenía simpatías por esa labor tan humanitaria que desarrollaban sus componentes. Jóvenes de un país en guerra, dando patadas al balón para dar pan a los niños y compatriotas exiliados. Seguirían hacia Praga, Polonia y Moscú, ganando la admiración y el reconocimiento de muchos. Sufriendo las noticias de una guerra en sus pueblos y caseríos, firmes en su trabajo y disciplina, honrados con su País, amando como se ama cuando se está lejos.

    COMUNISTAS QUE COMULGAN No le fue bien a el Euzkadi por tierras de Checoslovaquia. De París, viajó a Praga. Y se enfrentó con la selección checa y con otra de equipos de Praga. Perdió los dos partidos. Por dos a uno y tres a dos. La Prensa checa dio imagen de la talla de la Selección Vasca. "Jamás se ha visto jugar al fútbol así". Y comenzaron -tenían que comenzar- los problemas de una falsa información franquista enviada tendenciosamente al mundo sobre el pueblo vasco.

    Desde Praga, el Euzkadi viajó a Polonia. Allí se enfrenta en Katowice, capital del carbón del mundo, con la selección polaca. Y ganan los nuestros por cinco goles a cuatro. Y de Katowice a Varsovia, donde ellos querían la revancha. Fue entonces cuando aquellos gudaris-futbolistas que llevaban la misión de dar a conocer el Euzkadi y traer pan a su pueblo en el exilio, toparon con la policía polaca. Para ellos -los polacos- la expedición vasca era comunista. O sea, rojos. Los nuestros. Por eso, suspendieron el partido en Varsovia. Y la Selección Vasca fue a misa, acercándose al reclinatorio de la Comunión. Era domingo en Polonia y también en Euzkadi. Por las calles ya les había increpado: "Comunistas, comunistas...". Hombres de veinticuatro años -el Euzkadi- supieron dar la cara, con sonrisas en los labios a todos aquellos reproches injustos, a todos aquellos policías en la espalda, que husmeaban por buscar el "rabo rojo", de una publicidad franquista que fue inútil. Vía ferrocarril, el Euzkadi, marchó a Rusia. Y en la muga polaca, Lángara, Luis Regueiro y Chato Irarragorri (me han contado) miraron a sus "constantes compañeros" (los policías polacos) y dijeron: "Ya os conocemos". Comunistas que van en Varsovia a misa y se acercan a comulgar... Jóvenes que habían aprendido a rezar en Euzkadi...
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    Mensaje por Boasson Vie Ago 06, 2010 11:09 am

    la selección de euskadi biografía de un sueño (II)

    Con los niños exiliados en Moscú

    Los futbolistas del Euzkadi fueron recibidos apoteósicamente en Rusia, donde dejaron su impronta

    Aquella gloriosa selección: el Euzkadi Euzkadi_1
    El equipo Euzkadi llegó a Rusia y se movió por Finlandia y Noruega; mientras tanto, Bilbao caía
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    El Euzkadi, la selección vasca, pasó la muga de Polonia hacia Moscú. Vía férrea. Seguían. Tenían que seguir hacia adelante. En su última parada en Polonia, Chato Irarragorri, Luis Regueiro y Lángara se volvieron a los "polis" polacos y les dijeron: "Ya os conocemos". Aquel equipo de futbolistas había sufrido, entre risas calladas, la experiencia de ser considerados rojos, cuando eran parcialmente verdes. Verdes con blanco y con rojo del pueblo vasco. Como la ikurriña... "Comunistas que en Varsovia y Katowice iban a misa y a comulgar". Por eso, en la muga "limpiaron el barro y la arena de sus botas". Polonia quedaba cerca y muy lejos Euskadi. Había que seguir, y seguirían.

    Es cierto que el recibimiento en Moscú fue apoteósico. Con ramos de flores, entregados por bellas muchachas rusas. Y al Euzkadi le alojaron en el Hotel Metropol. De buen servicio y exquisita cocina. Habría sido igual si les hubiesen puesto una porrusalda, un talo y morokil. Porque allí el Euzkadi, otra vez en domingo, y en Moscú, se fue a misa en la Embajada de Finlandia. Fueron en autobús, a las nueve y media de la mañana.

    Jugaron el primer partido contra el Lokomotiv, en el campo del Dynamo, en Moscú. Un campo de respeto. Más grande en cuanto a localidades que lo que va a ser San Mamés tras las reformas. ¡90.000 espectadores, todos sentados!

    Y es curiosa la anécdota. La víspera de dicho partido contra el Lokomotiv, el Euzkadi estuvo invitado a una comida por la directiva y jugadores del equipo ruso. ¡Hasta se colocaron ambos conjuntos, a comer, entremezclados!, con buen sentido de la hospitalidad. Y a Periko Vallana, entrenador de Euzkadi, le llegó el primer problema con las intérpretes rusas: "Dicen sus muchachos que no hay buena comida posible, sin vino. Que no se come bien con agua". Faltaron pocos minutos para que hubiera vino en aquella recepción con el Lokomotiv. Con gran asombro de los jugadores rusos. Boquiabiertos y sin dar crédito a lo que veían. ¡Los vascos bebían vino en las comidas! Y no terminó la comida con sólo vino, sino que aquellos gudaris del fútbol se apañaron para improvisar todo un orfeón de voces en la sobremesa y deleitar con sus "Boga boga", "Hator, hator", y demás canciones a los sorprendidos jugadores del Lokomotiv. Al día siguiente, el Euzkadi le ganaba al Lokomotiv, en el campo del Dynamo de Moscú abarrotado en sus 90.000 espectadores, por cinco a uno.

    Con los niños A unos cien kilómetros de Moscú había una residencia de niños vascos exiliados. Era lógico que el Euzkadi fuera a visitarles. Y se fueron con algunas dificultades, porque a unos 15 kilómetros de Moscú la carretera se convertía en un auténtico burdibide. Con grandes baches y desmontes. Los botes y coscorrones fueron numerosos.

    En aquella colonia había niños de Matiko, Begoña, Portugalete... Unos quinientos. Se puede imaginar el lector la alegría de aquellos chavales cuando vieron a sus ídolos futbolistas. Quisieron los del Euzkadi, con toda la ilusión y euforia que inyectaron en aquella colonia, que los niños vascos jugasen un partido de exhibición contra los niños rusos. No hubo forma. Decía uno de aquellos niños, que fue el doctor Angulo, médico del Athletic de Bilbao: "Les damos cada paliza..." -luego, el doctor Angulo haría su carrera en Moscú-.

    Otro de aquellos niños -Ruperto Sagasti-, se quedó en tierras rusas, llegado a ser jugador internacional ruso y director de todas las escuelas de fútbol de Rusia. El Athletic de Bilbao anduvo detrás de requerir sus servicios para sus instalaciones de Lezama, pero el papeleo burocrático con el Gobierno español no se agilizó. Y no fue Ruperto Sagasti caso único de vasco en las altas esferas del deporte ruso.

    El Euzkadi -es claro- produjo una excelente impresión e impronta en los aficionados, jugadores y técnicos del fútbol ruso. Alguien ha llegado a decir que fue el Euzkadi quien enseñó a los rusos a jugar al fútbol. Porque jugaban un fútbol moderno, rompiendo el clásico esquema inglés de la W. Tras su espléndida presentación en Moscú, el combinado vasco jugó dos partidos contra el Dynamo. Y le venció en los dos encuentros. Por cuatro a uno, y en el de revancha, por seis a cuatro.

    También se desplazaría el Euzkadi a Leningrado, para enfrentarse y empatar con el Dynamo de aquella ciudad. En Leningrado fueron entusiásticamente recibidos y disfrutaron al igual que en toda Rusia, de simpatías e inconmensurables atenciones.

    También jugó la Selección Vasca en Kiev, Minsk y Tiflis contra el Dynamo, ganando todos los partidos. Y se despidió de la estepa rusa, enfrentándose con el Spartak de Moscú con el que perdió. Más tarde, hace unos años, el Athletic de Bilbao se resarció de aquella pequeña derrota, ganándole al Spartak de Moscú en la final del X Trofeo Ibérico de Badajoz.

    la caída de bilbao Otro nuevo mazazo para los expedicionarios vascos supuso conocer la noticia de la caída de Bilbao. Hasta entonces, los jugadores del Euzkadi habían mantenido un hilo de comunicación con sus familiares, vía París. Las noticias que les llegaban de Euskadi eran tristes y trágicas. Se había perdido y aquellos muchachos estaban mentalizados para la victoria.

    Los futbolistas sabían que había que comenzar a pensar en volver. Pero el Gobierno vasco les rogó que siguieran dando patadas al balón, para poder seguir dando pan a los niños que seguían exiliados. Y aceptaron el ruego con una disciplina encomiable.

    Vía Leningrado, el Euzkadi pasó a Finlandia, y desde allí a Noruega, donde juega un partido. En Dinamarca jugarían otros dos. Con victoria vasca en todos los duelos, sin resquicios.

    Entonces, se volvieron a Francia, donde el conjunto vasco instaló su residencia a unos treinta y cinco kilómetros de la capital francesa, cerca de Fontenebleau, en Barbizon. Era mediados de octubre de 1937. Comenzaban dentro de la selección de Euzkadi pequeñas escisiones y deserciones. Siempre ha sido difícil cantar en tierra extraña. La guerra iba para largo y el Euzkadi comenzaba a pensar en la aventura de América.
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    Mensaje por Boasson Sáb Ago 07, 2010 11:57 am

    La selección de Euskadi Biografía de un sueño (III)

    Y los vascos cruzaron el charco

    Tras la caída de Bilbao llegaron las deserciones, pero el Euzkadi puso rumbo a América sin miedo

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    La selección vasca peleó contra las inclemencias en América, donde encontró un país amigo en México.


    Si no llega a ser por la guerra...", Ricardo Zamora se acordaba de Blasco, todo un portero del Athletic, y del bloque vasco, que en tierras francesas empezó a perder fuelle. Fue en Barbizón donde el Euzkadi comenzó a perder su fuerza moral, que no física. Se había roto el cinturón y Bilbao había caído. Las noticias eran desesperantes.

    El primero en abandonar la concentración del Euzkadi fue Guillermo Gorostiza, Bala Roja, aquel extremo izquierdo fenomenal del Athletic de Bilbao. Dijo marcharse a ver a su padre a París y ya no volvió a Barbizón. Lo que hizo fue ir a Bilbao.

    Más tarde, Roberto, excelente medio también del Athletic, que estaba recientemente casado, con sus veinticuatro años se fue a Baiona a encontrarse con su esposa. Perdía así el Euzkadi dos buenos puntales que daban consistencia recia al equipo.

    También abandonó la expedición Periko Birichinaga, masajista del equipo. Tras consultar con sus compañeros y pupilos, regresó a Bilbao, donde se reunió con su mujer y sus hijos, que eran pequeños.

    Fueron momentos difíciles para la expedición vasca, porque comenzaba a surgir la idea de "saltar el charco" y jugar al fútbol en las Américas. Los directivos y jugadores del Euzkadi estudiaron con mimo y detalle el programa, países y partidos a jugar en América, a la vez que se prometían no abandonar la expedición, aún a costa de cualquier fichaje personal.

    Había que seguir y seguirían Solamente había una premisa: continuar. Entonces surgió dentro del equipo Euzkadi una gran solidaridad y empeño. Prueba de ello es que en América nadie se dejó deslumbrar ni atraer por tentadores fichajes, hasta que se disolvió el equipo. Es imagen de que la selección vasca fue mucho más que un equipo de fútbol.

    No llevaban ni un mes en Barbizón cuando un día de octubre de 1937, el Euzkadi embarcaba en El Havre, a bordo del trasatlántico Ile de France rumbo a las Américas, ruta Nueva York. Se cumplían seis meses de su partida de Bilbao, y pasando por La Habana, y más tarde por Veracruz, llegaban a México capital. Allí el Euzkadi se enfrentó a numerosos equipos de diversas localidades, como Orizaba, Guadalajara, México e incluso a la selección nacional mexicana. El palmarés no pudo ser más positivo y brillante: el Euzkadi venció en los diez partidos jugados, incluido contra su selección. Aunque, no fue México el primer país asombrado por los jugadores vascos.

    México era un país amigo para los vascos. Un lugar que conocía al lehendakari Agirre -me gustaría decir que nuestro primer lehendakari no fue ciertamente un futbolista del Athletic de talla como Bata, Blasco y Cilaurren. Pero de lo que sí estoy convencido es que fue un Pichichi de la política, y de abrir los caminos del Euzkadi-. Era líder y capitán.

    Y pronto llegó la contrata de partidos en las Américas de Buenos Aires. Nada menos que los cinco acorazados del fútbol: San Lorenzo de Almagro, Boca Juniors, River Plate, Racing e Independiente. Dio la cara el Euzkadi en Buenos Aires, tras de un viaje en barco inglés que zarpó desde Valparaíso y un mes sin jugar, contra aquellos acorazados, que eran txalupas para la selección Euzkadi. Y el Euzkadi se volvió a México, porque en aquel fútbol también entró la política. Una política de republicanos y franquistas para los pueblos americanos. Había emisoras en España que daban imagen falsa de Euskadi. Una imagen totalmente falsa. De rabo rojo.

    Había que seguir y seguirían. El Euzkadi solamente tenía la misión y compromiso de jugar al fútbol para dar pan a los niños y refugiados vascos en el exilio. Con compromiso.

    aquellos tentáculos Hasta Valparaíso llegó el mensaje del "no" a la Selección. Aunque se jugó un partido con victoria vasca. Comenzaba la expedición a convertirse en caminante en el destierro. Así, saltaron a La Habana donde se enfrentaron a la selección cubana.

    Previo al partido con los seleccionados, el Euzkadi se midió con el conjunto del Centro Gallego de la Habana, al que venció por dos goles. Para los cubanos aquel resultado resultaba corto, porque los vascos debían enfrentarse al equipo grande de su selección. Pocos días después, el Euzkadi vencía a la selección cubana por seis a cero.

    El Euzkadi era capaz de jugar en campos de béisbol. Como les gustaba a los cubanos. Ellos, Irarragorri, Lángara, Regueriro, Chirri II y compañeros, habían aprendido a jugar al fútbol en la calle.

    Fue una buena embajada la del Euzkadi por tierras y ciudades americanas. La guerra seguía en Euskadi con tristes consecuencias. Aquellos gudaris, todos juntos, como en bloque, seguían dando patadas al balón para dar de comer a los niños vascos del exilio.

    Casi nunca un equipo extranjero ha jugado en una confrontación de Liga nacional. Y eso hizo el Euzkadi en la Liga mexicana. Caso insólito en el fútbol mundial. Era la temporada 1938-1939 de México y también de Euskadi. Aquí, en los postres de la guerra, y allí en una relativa paz. Iba a ganar un equipo amigo, aunque extranjero. Un equipo no extraño, aunque peregrino. Un equipo de amigos: El Euzkadi. Había que seguir y seguirían. Dando patadas al balón para dar pan a los niños vascos del exilio.
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    Mensaje por 56 Sáb Ago 07, 2010 2:41 pm

    Matizo:

    Yo no lo considero una seleccion, para mi es un equipo mas, esos eran refugiados vascos de un bando, sin mas, porque en el otro bando, tambien habia vascos futbolistas... Aquella gloriosa selección: el Euzkadi Icon_rolleyes
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    Mensaje por ruben1890 Sáb Ago 07, 2010 2:51 pm

    56...si haces un resumen de todo lo que pone...te lo agradezco...

    Es que...es demasiado largo para mi... Sad
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    Mensaje por Boasson Dom Ago 08, 2010 7:45 pm

    La selección de euskadi biografía de un sueño (y IV)

    El Euzkadi vuelve: misión cumplida

    Varios jugadores vascos de aquella selección se quedaron en América jugando para equipos locales

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    La última alineación del conjunto vasco en México, poco antes de que el bloque empezara a desmembrarse.


    Los jugadores del Euzkadi acapararon la atención de toda América. Fueron más de dos años. De luchar en el frente, en la retaguardia, en el mar. También en el exilio. De luchar con pocas armas, dando el pecho, con valentía y hasta con los pies. Había que seguir y se seguiría. Era una consigna clavada en los tuétanos. En el corazón. Más que nunca, Euskadi tenía que vivir, y seguiría viviendo. Y hubo un Gobierno vasco joven y con garra, que no olvidó a nadie. Fueron los niños los primeros; fueron los ancianos y los sin techo; fueron también los que sufrían y tenían muertos. Se salvó la juventud y quedó la semilla. El grito -como el mejor irrintxi- se había dejado oír en Europa y el mundo. Sin armas ni secuestros. Sin amenazas ni rescates. Era la voz de un pueblo pequeño, que aún siendo pequeño, tenía derecho a vivir.

    Hoy la historia ha perdido magisterio para muchos. Hay gente que ve su día con gafas de miope. Que riñe por su frustración, que no sabe llenar el silencio de su corazón. Que ríe, por no llorar. Gente que no se acuerda de su caserío, de que falta hierba en el pajar, leña en el fuego, y algo que comer, en la cocina y la cuadra. Aún, tenemos mucho camino por delante. Y habrá que hacerlo por burdibides y con barro. No faltará el frío ni la escarcha en las huertas. Hay que seguir y seguiremos. Con la antorcha que nos han dejado otros. El Euzkadi había ganado. En Europa y las Américas. Era un equipo selecto. Un equipo con buen patrón e inmejorables bogadores. Supieron seguir la marea y afrontar los peores vendavales. Jugaban al fútbol para dar pan a los niños vascos en el exilio. Sin cobrar peseta. Y hay que decirlo de nuevo: sin cobrar peseta.

    Terminaba la guerra en Euskadi. Habían pasado ya dos años. Desde abril del 37 al 39. Era el momento triste de comenzar a andar en solitario. Con capacidad de equipo, buscando en el silencio, la noche y casi el destierro, buscando poder sobrevivir cuando todo se cerraba. Los jugadores de fútbol del Euzkadi se despidieron con diez mil pobres pesetas en el bolsillo, cada uno por su callejón, y abriéndose frente al futuro. Su ponderada e inigualable misión había concluido. Tiempo -poco- habrá para que alguien haga un homenaje a aquellos buenos gudaris-futbolistas, que llevaron el nombre de Euskadi por el mundo, y trajeron pan a los niños de las colonias del exilio.

    Los argentinos de Buenos Aires habían tomado buena nota de la talla futbolística de varios jugadores del Euzkadi. La Selección Vasca perdió en aquellas tierras muchos pesos. Había estado bloqueada casi un mes por las amenazas franquistas. Se había perdido pan de dar a los niños. Y llegaron los fichajes. Era normal. Si Rusia aprendió a jugar al fútbol del Euzkadi, Argentina podía robustecer su equipo con un esqueleto vasco de jugadores.

    Fue Zubieta el primero que fichó con el San Lorenzo de Almagro. Los resultados del equipo fueron hacia arriba, así como la taquilla. Pronto descubrieron los directivos de San Lorenzo que la incorporación de jugadores libres del Euzkadi les iba a resultar beneficiosa. Lángara fue el siguiente de los requeridos. Pocas horas habían pasado del fichaje y se enfrentó el San Lorenzo de Almagro contra el River Plate. Gran rival, y en Buenos Aires. Venció el San Lorenzo del Almagro por cuatro a cero. Con ¡Lángara como autor de los cuatro goles!

    Olieron los argentinos -como los mejores ojeadores- el valor de los jugadores del Euzkadi. Pronto requirieron el ala izquierda: Emilín e Irarragorri. Se percató de la maniobra el River Plate y ofreció más dinero por el Chato de Galdakao. Pero fue Lángara quien desde el San Lorenzo de Almagro le repescó para su equipo bonaerense. Los cuatro jugadores vascos -Lángara, Zubieta, Emilín, Irarragorri- jugaban para ganar en el San Lorenzo de Almagro. Y pronto se notó en las arcas del club.

    Similar gestión -quizá menos efectiva en cuanto a dinero- realizó el River Plate en un asalto de fichajes. Todos a cuenta de jugadores del Euzkadi. Así, contrató al gran portero Blasco y al famoso medio del Athletic de Bilbao, Cilaurren.

    Luis Regueiro prefirió quedarse en México. Chirri II, que se había incorporado al Euzkadi en su singladura, se quedó por unos años en Buenos Aires con su hermano Marcelino (Chirri I). E Ignacio Aguirrezabala (Chirri II), en Bilbao. Éramos buenos amigos. Él ingeniero y monaguillo de la Misa de Don Pablo Bilbao de Aristegui. Y yo recordaba que en San Mamés era tormenta, cuando Ignacio (Chirri II) se bajaba las medias y subía Roberto a los córners.

    También Ahedo y Areso jugaron con el River Plate. Los demás del Euzkadi siguieron jugando en equipos mexicanos como el España y Asturias.

    En euskadi se había perdido En la Euskadi de Europa, los vientos no eran favorables. Se había perdido la guerra. Una guerra que no era nuestra, y que no la queríamos. Nos la habían metido como un viejo caballo de Troya. México volvió a ser para muchos jugadores del Euzkadi el cobijo y jardín de sus vidas. Allí se hicieron fuertes y prosperaron. Chato Irarragorri se lesionó en Buenos Aires, y de allí, volvió a México. Cuando se apagó la guerra mundial de Europa, volvieron algunos. El Chato llegó a jugar otra vez con el Athletic, ser su entrenador y ganar la Copa de 1950.

    De aquellos colosos del Euzkadi han fallecido todos: Gorostiza y Cilaurren, un extremo inigualable y el formidable medio de Zorrotza. La vida sigue castigando, y también se han ido Chirri II, Muguerza, y Roberto, en Eibar. Los demás viven. Con sus años, nostalgias y su buena labor hecha: dar patadas al balón, para dar de comer pan a los niños vascos del exilio. Cuando nuestro caserío estaba todo roto. Había que seguir, y hubieran seguido.

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